lunes, 8 de octubre de 2012

Educación Ambiental en contextos urbanos: Un acercamiento a una institución preescolar en el barrio de Tepito


Gloria Adriana Garduño Anzures


…El medio ambiente es el ambiente cercano, cotidiano, aquel en el que pequeñas iniciativas pueden comenzar a modificar actitudes, modos de actuar y formas de juzgar. Esta educación para el ambiente traduce en el campo educativo el lema “actuar localmente y pensar globalmente”, y reconoce a la escuela un papel protagonista: no sólo de transmisión de informaciones, no sólo de uso más o menos pasivo de “propuestas verdes“, sino de proposición de pequeñas acciones que partan del territorio y que incidan sobre el territorio constituyendo un modelo de gestión del propio ambiente...”
Mayer.M


Martín Chambi. Amanecer en la Plaza de Armas, 1925
Presentación
A través de mi  experiencia docente he podido darme cuenta de lo importante que es desarrollar una conciencia ambiental en los niños y niñas desde edades tempranas. A los niños y niñas les gusta investigar, experimentar, crear, aplicar, son observadores y conscientes de que sus acciones tienen impacto y consecuencias sobre la vida. Es por esta razón que el desarrollo de una conciencia ambiental es enriquecedor en esta etapa de la vida. Otro aspecto que se logra a través de la aplicación de la educación ambiental, es el desarrollo de la empatía, capacidad crítica y sobre todo, la puesta en práctica de soluciones planteadas por los propios niños y niñas, lo que favorece su interés por la investigación.
La educación ambiental en el aula preescolar debe verse inmersa e integral, es decir que tiene que estar presente en todo momento del proceso educativo, para que en vez de un tema de clase, se transforme en un proyecto que impacte la vida de los niños, niñas y sus familias. Considerando que toda experiencia de aprendizaje sea basada en la realidad y el contexto donde se desenvuelven los niños y niñas. Así, la aplicación de la educación ambiental en el aula preescolar permite el desarrollo de dinámicas participativas, donde el docente puede ser innovador con la confección de pequeños proyectos donde puedan poner en práctica sus experiencias, esto impacta a los niños y niñas haciendo que se apropien del tema y de este modo promover actitudes de cambio.  Es importante que todo docente busque estrategias concretas para la aplicación de conceptos abstractos, ya que los niños a esta edad tienen dificultad para llevar su pensamiento más allá de lo concreto. Una estrategia que en mi caso funciona, es la utilización de personajes que cuenten sus historias para concretizar las experiencias de los niños y niñas.
El tocar observar, identificar y conocer es importante para los infantes por lo que es necesario que siempre se parta de la vida cotidiana. Esto porque no se puede lograr el desarrollo de conocimientos si no se contextualiza el tema; al no representar experiencias significativas, la actitud del docente deber ser igual que la de los niños y niñas, debe ser investigador, creador, reflexivo y sobre todo identificar que en materia ambiental va a desarrollar la actividad. Todos somos aprendices y debemos ser conscientes de que debe ser algo más que un tema de aula, debe convertirse en un estilo de vida que impacte en la escuela, la familia y la comunidad.

Niños y niñas cuidadores de su barrio “Tepito”
La educación es un proceso interno por el cual el niño o la niña logra progresivamente su desarrollo integral en todas las dimensiones madurativas del ser humano. En palabras de Friedrich Froebel (1826): “La educación no es sino la vida o el medio que conduce al hombre, ser inteligente, racional y consciente, a ejercitar desarrollar y manifestar los elementos de vida que posee por si propio.” La educación de los sujetos debe estar encaminada a desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física hasta el máximo de sus posibilidades.  Hoy podríamos definir educación como aquella ofrecida a cada uno de los niños y niñas para que adquieran conciencia de sus capacidades creadoras, de sus posibilidades de expresión y comunicación y de sus habilidades intelectuales y emocionales, a través de experiencias de socialización pedagógica y recreativa.  Avanzando sobre lo anterior, en el Informe Delors (1996) de la UNESCO, se afirma que la educación en el siglo XXI, deberá basarse en los siguientes pilares: Aprender a CONOCER, Aprender a HACER, Aprender a VIVIR, Aprender a SER. Se sostiene que la educación tiene una doble misión: "Enseñar la diversidad de la especie humana y contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos. Desde la primera infancia, la escuela debe, pues, aprovechar todas las oportunidades que se presenten para esa doble enseñanza". Resulta evidente que, a través de la educación, debemos ayudar a los niños y niñas a crecer como personas libres, con capacidad crítica, exigiendo lo mejor que cada uno puede aportar de sí mismo a la sociedad, ayudando a formar su carácter y a que aprendan a conducirse razonablemente a través de la interiorización de roles y valores morales y sociales. La educación potencia las posibilidades que la naturaleza, la herencia o el entorno han ofrecido al niño o la niña. Nunca debe tratar de cambiarle según un patrón dado, sino estimular en él o ella lo mejor de lo que lleva en sí mismo, encauzando y enriqueciendo su potencial. A través de la educación podemos formar nuevas generaciones que conozcan y comprendan el mundo y se comprometan a mejorarlo día a día. Apoyándose en el conocimiento de las diferentes culturas y los nuevos conocimientos que aportan las disciplinas científicas, humanísticas y artísticas debe adaptarse a los nuevos retos y oportunidades de la sociedad contemporánea en la que los cambios se suceden de forma rápida. Sin duda, la educación es mucho más que la adquisición de conocimientos de las diferentes disciplinas y nunca debe confundirse con la instrucción, más en este tramo donde los niños y niñas tienen la misma edad.

La educación en valores
Resulta evidente que la educación es ante todo un viaje interior, cuyas etapas corresponden a las de la maduración constante de la personalidad. Maduración en la que iremos adquiriendo y consolidando conocimientos y actitudes en las que basaremos nuestros comportamientos y acciones.
Del mismo modo resulta básico aprender a vivir juntos, para lo cual será imprescindible educar desde el preescolar  las normas por las que se rige, o debería regirse, esta convivencia. Si educación en preescolar la hemos definido en multitud de ocasiones como aquella encaminada a "desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades" (Convención) sobre el derecho de los niños, Art 28) podemos afirmar que es aquella encaminada al desarrollo de la personalidad, y de los valores que nos permiten la convivencia, hasta el máximo de sus posibilidades. Los logros fundamentales del desarrollo de la personalidad en educación temprana consisten en la formación de la autoconciencia y de una indudable subordinación y jerarquización de motivos. Gracias a esto el niño y la niña adquieren un mundo interior bastante estable, que les permite una activa y consciente participación en el mundo que les rodea e imprime una determinada tendencia a toda su conducta. La condición fundamental para poder hablar de una formación de la personalidad en esta edad es que su comportamiento puede ser previsto, lo cual implica una dirección del comportamiento. El punto central de esta formación es la observancia de reglas de conducta que son socialmente aceptadas, normas que los niños y niñas asimilan en su actividad y en la comunicación con los adultos y el mundo circundante, y que les permiten regular su conducta de manera mucho más efectiva que en etapas posteriores. Desde este punto de vista, los valores se conforman en el proceso de desarrollo del individuo, a partir de sus etapas más tempranas. Dentro de esta concepción los valores son infinitos, en el sentido en que es infinita la realidad  ideal; ello hace que realizando acciones que abarquen una gama importante de aspectos de la realidad, se estén sentando las bases para la formación de múltiples valores. Dentro del enfoque "global del niño o niña" se instauran las premisas de los distintos valores específicos que van a caracterizar al ser humano adulto, sin que se pueda pretender hablar de valores específicos en los más pequeños (as).

Programa de Educación Ambiental en Preescolar
En preescolar los valores, como todo en el niño y niña, tienen un enfoque globalizado, al igual que sucede con los conceptos, las normas, las nociones, las capacidades, habilidades y otras formaciones psicológicas, porque la actividad del infante en estas edades tiene un carácter generalizado. Solo en el final de la edad preescolar es que se comienza a plantear una diferenciación de estos valores globales, en la medida en que el desarrollo afectivo y cognoscitivo permite un conocimiento y una vivencia mayor de la realidad circundante.
Paulo Freire (Pedagogía del oprimido 2005) pretende que el individuo se forme, no formarlo, para ello propone que las situaciones de aprendizaje emanen de las vivencias que constantemente enfrenta en su cotidianeidad, eludiendo las experiencias artificiales en las que suela caer la educación actual, por el contrario propone problematizar su vida para que se dé cuenta que requiere y puede alcanzar un status distinto. Ahora bien, la educación ambiental no podemos entenderla si no es de manera paralela y simultánea con lo que tradicionalmente conocemos como EDUCACIÓN EN VALORES. Difícilmente un niño o niña cuidará el medio ambiente si no se cuida a si mismo, difícilmente respetará el medio ambiente si no se respeta a sí mismo y a los demás. Está claro que hemos de educar para compartir, respetar, amar, creer.

Reflexión final
La educación ambiental en el Jardín de Niños debe tener un enfoque interdisciplinario donde no se considere como un contenido más , si no como una articulación de contenidos que se desarrollen en las actividades cotidianas aprovechando todas las situaciones, problemas y vivencias que se vayan presentando promoviendo en los niños la formación de juicios de valor encauzando su comportamiento social y así tengan una actitud participativa y armónica hacia el medio, contando con herramientas adecuadas para  enfrentar los retos que vaya presentando la sociedad, el tener presente que el trabajo en grupo ayudará a los niños y niñas a la construcción de soluciones influyendo de este modo en el actuar del día a día. Asimismo es importante fomentar la creatividad, la cual se reconoce como una de las actividades humanas que permite responder a los complejos desafío y graves problemas que vivimos en la actualidad y que demandan respuestas nuevas. Es importante que como docentes recordemos: Trabajar con un enfoque ambiental el proyecto y/o actividades que se realicen en el Jardín de Niños, propiciando en todo momento el desarrollo de actitudes  y acciones en beneficio del ambiente, considerando al niño como parte de él. Considerar  las experiencias previas de los niños relacionando las situaciones más conocidas por él, para que sean coherentes con las características de la comunidad, de la zona, problemas ambientales, etc.
Que el educador organice dentro de su planeación actividades enfocadas a la educación ambiental, con carácter interdisciplinario, con el objeto de sistematizar lo que hace. Realizar actividades novedosas y fuera de la escuela donde se involucren a los padres de familia y comunidad. Ejemplo: visitas, conferencias, congresos, exposiciones, etc. Considerar el arte como parte importante, donde el niño podrá expresar sus ideas y sentimientos. Organizar acciones a largo plazo en el transcurso del ciclo escolar, donde se involucre a los niños, escuela y comunidad. Realizar actividades como excursiones, visitas a parques, jardines botánicos, museos, zoológicos, huertas, etc., además de asistir y/o organizar concursos, foros, congresos, conferencias, campañas, etc. Se debe reconocer al proceso enseñanza-aprendizaje bajo una concepción DINÁMICA Y CONSTRUCTIVISTA donde el conocimiento es un proceso de transformación permanente, que es construido por el que aprende.

Referencias
Chavarria, E. y Zeledón P. (2001) Educación infantil en valores desde la ética de la alteridad, San José, UNED.
Convención sobre los derechos de los niños (1990).
Delors Jaques (1996) Informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXl, “La educación encierra un tesoro” SANTILLANA, Ediciones UNESCO
Freire, Paulo (2005) Pedagogía del oprimido. Trad. por Jorge Mellado. 2a. ed. México, Siglo XXI.
  Froebel Friedrich (1826) La educación del hombre

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