martes, 31 de julio de 2012

El regreso a la posmodernidad: elaboración de un marco de referencia en torno a la intervención en educación ambiental


Nancy Virginia Benítez Esquivel*
Alma Lilia Cuevas Núñez**
María Edith Corona Escalante***

Resumen
En 1998, con el artículo: “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco educativo integrador” Lucie Sauvé planteaba que en los años noventa la educación ambiental había retrocedido en la orientación hacia la posmodernidad y se volvía naturalista, ecologista y conservacionista por el ascenso de un discurso oficial apegado al desarrollo sustentable. En ese retroceso, este campo perdía la frescura y diversidad que había ganado en los años ochenta sobre la base de un relativismo filosófico que impulsaba al reconocimiento de las circunstancias y saberes ambientales locales, de esfuerzos novedosos y de propuestas integrativas.

En el seno de la Maestría en Educación Ambiental que imparte la Unidad 095 de la Universidad Pedagógica Nacional, sobre la base de la experiencia en la formación de educadores ambientales, y como parte de un proyecto de investigación hemos asumido la necesidad de conformar un marco teórico para la intervención en educación ambiental. En esta ocasión presentamos los primeros planteamientos de esa construcción: la intervención que realizan nuestros estudiantes vehicula el retorno a la posmodernidad al poner en praxis a la educación ambiental y promover con ella un diálogo de saberes entre sujetos diversos en distintos ámbitos.

Introducción. El proyecto
Con el objeto de proponer modelos fundamentados de intervención en educación ambiental para los ámbitos formal y no formal, en marzo de 2012 la unidad 095 Azcapotzalco propone para su registro, el proyecto: La intervención en educación ambiental, en el cual colaboramos profesoras, egresadas y estudiantes de maestría. Para desarrollar en dos años, nos propusimos los siguientes objetivos específicos:

  • Construir un marco referencial de la intervención en la educación ambiental.
  • Indagar métodos y técnicas para la recuperación, sistematización, análisis y evaluación de experiencias de intervención educativa acordes con la educación ambiental en los ámbitos formal y no formal.
  • Fortalecer la recuperación, análisis y evaluación de las experiencias de intervención de los estudiantes y egresados de maestría que se encuentran en el proceso de elaboración de su tesis, a través de estrategias de trabajo curricular y extra curricular.
  • Analizar las experiencias de intervención documentadas en tesis de Maestría para identificar factores de éxito relacionados con el diseño y desarrollo de las mismas.
  • Delinear modelos de intervención en educación ambiental para los ámbitos formal y no formal.
Cada uno de estos objetivos corresponde a una fase del trabajo, para cuyo  desarrollo hemos planteado estrategias diversas entre las que cabe desatacar el trabajo en seminario, pues es el espacio presencial de discusión en el que se discuten textos y se organiza el trabajo. Esta estrategia se apoya en el uso de tecnología, por ejemplo en el uso de herramientas para trabajo compartido y comunicación a distancia. Fuera de esta tenemos dos tipos de estrategias más: la organización de conferencias de expertos en las que participamos como público y aquéllas en las que nosotros intervenimos, como el III Coloquio de estudiantes y egresados de programas académicos en educación ambiental.

Cabe subrayar que este proyecto nace de la necesidad de documentar y sustentar el trabajo que se desarrolla en la maestría, especialmente en la línea de formación específica y en la tutoría de tesis. En este proceso es donde, percibimos, se lleva a cabo un importante diálogo académico no sólo entre los sujetos involucrados, sino que incluye autores, vertientes, posturas de educación ambiental y de discursos asociados a ella. En las tesis se esbozan y a veces concretan discusiones, decisiones, planteamientos, intentos, orientaciones que parecen desbordar lo escrito sobre educación ambiental, contravenir posturas dominantes o ceñirse a ellas con el acuerdo o desacuerdo de los integrantes del colegio.

La primera fase
La primera fase consiste en la elaboración de un marco referencial que conjunte aquellas ideas en las que paulatinamente nos hemos movido al promover la formación de los estudiantes a través de la intervención. Para ello ha resultado enriquecedor volver a mirar el texto de Lucie Sauvé: “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco educativo integrador”, que a estos momentos y para efectos de este trabajo nos permite identificar cuatro núcleos a partir de los cuales organizar las ideas:

  1. La concepción de medio ambiente que, como ella ha planteado, puede tener diversas connotaciones; esta concepción guía la forma en que se concibe la educación ambiental. En nuestro caso, preferimos mirar al ambiente como el resultado de las interacciones entre el medio biofísico y el social, mediado por la cultura en un momento histórico. (Alba, 2006)
  2. La discusión acerca de si la educación ambiental debe aspirar al desarrollo sustentable o si debe mirar la sustentabilidad y por supuesto, el significado de ello para la educación ambiental, pues es necesario discutir cómo la educación ambiental puede contribuir. Desde la visión de ambiente como interacción mediada por la cultura resultan muy pertinentes los señalamientos, por ejemplo,  de Eduardo Gudynas (2009) en torno a la sustentabilidad débil, fuerte y súper fuerte.
  3. El problema de la práctica de la educación ambiental. Así lo señala Sauvé y nosotros asumimos que es el asunto central, en la formación de educadores ambientales. En esta postura se enmarca la discusión actual de si los posgrados en este campo pueden aspirar sólo a la formación a través de la investigación. Desde nuestro punto de vista, no es suficiente que el educador ambiental investigue (lo cual no niega que sea necesario) en torno a un objeto de estudio. Es importante que la investigación sea parte de un proceso de educación ambiental, que éste sea el objeto y se intente la producción de conocimiento respecto del propio proceso. De la misma forma, esta discusión incluye planteamientos acerca de los propósitos, los contenidos, las actividades y los recursos, así como del proceso curricular en su conjunto desde la planificación hasta la evaluación. Con este énfasis en la práctica, la educación ambiental conjuga mejor sus dos elementos constitutivos, sin dejarse ir sólo a lo ambiental.
  4. La posmodernidad. Aquí un pensamiento clave de Lucie Sauvé que interesa recuperar en detalle. La educadora canadiense plantea que en los años ochenta la educación ambiental había entrado gradualmente en la posmodernidad y en los noventa, reducida a una herramienta para el desarrollo sustentable, hay un retroceso, hay un vuelco a la modernidad. Cabe detenernos en la distinción de los paradigmas de modernidad y posmodernidad, puesto que en ella se basa nuestra principal tesis: la formación de educadores ambientales que ofrece la Unidad 095 responde al paradigma de la posmodernidad.
Dice Lucie Sauvé:

… la modernidad se caracteriza por su creencia en el progreso, asociado  a la explosión del conocimiento científico y las promesas de la tecnología. Es un crisol para el desarrollo de las principales teorías unificadoras (…) y la búsqueda de principios organizadores que contienen valores universales. (Sauvé, 1998: 9)

Propios de la modernidad son una epistemología positivista basada en la búsqueda de la objetividad y la racionalidad instrumental, una ética antropocéntrica en la que la democracia es el instrumento de la libertad. Ante el derrumbe las expectativas modernas, Sauvé identifica cuatro tipos de reacción: el conservacionismo, el reformismo, el nihilismo y el transformismo. La educación ambiental nace precisamente como reacción a ese derrumbe, en sus inicios fue reformista (intentaba resolver y prevenir los problemas causados por el ser humano en los sistemas biofísicos.

En este surgimiento se propusieron modelos de intervención enfocados al “aprendizaje de la solución de problemas y de habilidades para la gestión ambiental en el marco de una educación científica y tecnológica, abierta a las realidades sociales y dirigida a cambiar el comportamiento de los ciudadanos”. Ello significó una alternativa a la educación para la conservación y una mirada al ambiente como problema global y multidimensional. Sin duda un paso importante en la construcción del campo.

Por su parte la posmodernidad se teje en un contexto de cambios, de abolición de los órdenes anteriores, de cuestionamiento y de búsqueda. No existe una concepción única de la posmodernidad, sino una rica diversidad de discursos y de prácticas. Entre éstas coexisten diversas manifestaciones de nihilismo (…) y de distintas propuestas transformacionistas (…). (Sauvé, 1998: 9)

En este punto la autora refiere que la educación en este paradigma adopta una postura epistemológica relativista (que toma en cuenta la interacción sujeto - objeto, es inductiva, socio-constructivista, crítica, reconoce la naturaleza compleja, única y contextual de los objetos de conocimiento. Sobre esta epistemología cabe subrayar:

La epistemología reconstructiva posmoderna valora el diálogo de los diversos tipos de conocimiento (científico, experiencial, tradicional, etc.) en los cuales la disciplina ya no es el principio organizador y cuyo criterio de validez radica en la relevancia para la transformación de las realidades, ya consideradas dentro de una perspectiva crítica. Más que una justificación a priori de las opciones teóricas y estratégicas, se prefiere un proceso dialéctico entre la teoría y la práctica y una evaluación continuada de los procesos. (Sauvé, 1998: 9)

A la par de una orientación epistémica orientada a la transformación, al proceso dialéctico que, desde nuestro punto de vista es el sentido de la evaluación, Lucie Sauvé apunta sobre la ética:

La educación posmoderna adopta una postura ética también relativista (donde se considera el contexto) y no antropocéntrica o individualista a priori, sino que corresponde a un proceso de discusión crítica entre los actores de una situación, con el fin de proporcionar bases para tomar decisiones contextualmente apropiadas. Aquí la democracia asume un significado totalmente diferente del que tiene la modernidad: el de una negociación por una participación para la transformación de las realidades sociales problemáticas. (Sauvé, 1998: 10)

Consideramos que la formación de educadores ambientales transita paulatinamente en el rumbo de la posmodernidad someramente dibujada hasta aquí. El tránsito ha implicado participar en la construcción de un camino y la resistencia a seguir por otro: para nosotros el desarrollo sustentable no es la aspiración, pero sí nos interesa la sustentabilidad, para nosotros el medio ambiente es más que naturaleza por conservar, es una interacción mediada por las culturas y determinada por el modelo civilizatorio desarrollista en crisis. Para nosotros la investigación debe ser parte de la intervención y ésta tiene que ser contextualizada y profesionalmente diseñada y evaluada, el marco de decisiones humanas situadas. 

Fuentes de consulta
Alba, M.et al (2006) Lineamientos estratégicos de educación ambiental para el desarrollo sustentable en áreas naturales protegidas de la CONANP. Cartel. México, CONANP/SEMARNAT.
Gudynas, E. (2009) “Desarrollo sostenible: posturas contemporáneas y desafíos en la construcción del espacio urbano”, en  Vivienda popular No. 18. Montevideo, Facultad de Agricultura.
Sauvé, L. (1999) “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco de referencia educativo integrador”; en: Tópicos en educación ambiental No. 2. México, Mundiprensa.

*Directora de la Universidad Pedagógica Nacional. UPN095 Azcapotzalco
** Asesora de la Universidad Pedagógica Nacional. UPN095 Azcaptozalco
*** Egresada de la Maestría en Educación Ambiental UPN095 Azcaptozalco

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